Cae la noche otra vez. Y ahí estás, sentado frente a la tele, pensando que es tu momento. Pasando por todas las categorías que te ofrece Netflix, seguro de que esta será la noche en la que por fin te relajas y disfrutas de lo poco que puedes disfrutar. Tu gran noche.
Pero no.
El día, a pesar de ser uno más entre tantos otros, te ha consumido. Y mientras se suceden las imágenes de las series más rompedoras en tu pantalla, tu subconsciente y tu consciente están a otra cosa, pensando en lo puta que es la vida, y que, otro día más acaba de irse sin glorias ni penas.
De fondo, imperceptible, resuena el runrún que te recuerda que casi todo lo que tienes lo has elegido tú. Que lo que te pasa es la consecuencia directa de cada uno de tus actos y de los pasos que seguiste; los que te han traído justo hasta donde estás ahora. Y es cierto.
Pero lo de que la vida es puta, también.
La hora avanza. Netflix sigue ahí, esperándote en la pantalla, manteniendo esa falsa sensación de compañía en la habitación, mientras tus ojos empiezan a estar un poco más cerrados.
Los niños duermen desde no hace mucho. Es el gran acontecimiento de la jornada y de toda la historia de la paternidad y la maternidad. Mejor que los miércoles de Champions League, si no fuese porque lo retrasan literalmente hasta que tú ya no vales nada.
Con los pies descalzos, y haciendo recuento de los juguetes que puedes ver esparcidos por el suelo, piensas en ellos y en el día que te han dado. Casi te vuelves a hundir.
Pero tu pequeño lado optimista da el asunto por zanjado, confiado de que mañana no puede ir peor. Aunque desconfías, porque en realidad no eres tan optimista, y sabes que sí que puede.
La oportunidad de ver Netflix ha expirado. Pero siempre supiste que hoy tampoco ibas a ver nada. Porque es indiscutible que lo mejor que tiene la noche (y quizá todo el día) es ese momento de soledad en que sólo se oyen coches a lo lejos, y el silencio solo es roto por la voz de algún que otro estúpido vecino insomne.
La hora sigue avanzando. No perdona. Y con cada minuto que pasa, el colacao de la mañana está un poco más cerca.